MI VIAJE A AMÉRICA CON COLÓN
Rafa Beltrán
CAPÍTULO 2
Siendo casi todos ladrones y tramposos empezaron a desaparecer cosas. Yo le robé el cinturón a Colón y andaba el almirante con los pantalones sujetos con una cuerda de esparto diciendo: – ¡Cómo pille al que me ha robado el cinturón! Yo tenía una pequeña caja donde guardaba las cosas que robaba. Un día al abrirla me encontré mi cartera y me dije, – ¡Qué bajo has caído! Te has robado la cartera a ti mismo.
Luego estaban las partidas de cartas con las que matamos el tiempo. Siendo, como dije, la mayoría tramposos, eran muy complicadas. Una tarde salieron en una mano cinco ases de espadas y ahí ya no me pude contener y muy enfadado dije, – ¡¡¡Aquí alguien está haciendo trampas!!! Y comentó un compañero que estaba a mi lado, – ¿Y lo dices tú que has tirado dos ases? – Bien, yo he tirado dos ases, ¿pero los otros tres qué? ¡Ya no juego con vosotros que sois unos tramposos!
Una noche estrellada aproveché que estaba dormido y le robé las botas al Gato con Botas que no sé por qué venía también en el viaje. ¡Lo peor que hecho en mi vida! No sé cómo se enteró que había sido yo, y se pasaba todas las noches maullándome a la oreja, – ¡Devuélveme las botas! ¡Devuélveme las botas! Como no me dejaba dormir decidí devolvérselas pero no pude,
¡me las habían robado!
Bueno, llegado a este punto me puse a pensar cómo resolver el problema y decidí recurrir a Ahmed. Ahmed era un subsahariano que venía con nosotros. Él no pertenecía a la tripulación, iba a América de top manta, así que me fui a buscarlo y le pregunté, – ¿Ahmed, tienes botas de mosquetero para un gato? – Bueno, de eso no tengo pero si quieres llevarte unas Nike… -me contestó. – Bueno -dije yo-, si no tienes otra cosa me las llevo. ¿Cuánto cuestan? – Cincuenta maravedíes -dijo él-. – ¿Qué? ¡Toma cinco o te echo por la borda! Una vez conseguidas las zapatillas me dirigí a proa y allí estaba melancólico el Gato y le dije, ¡Gato! – pues, la verdad, no sabía cuál era su nombre- Aquí te traigo calzado. – ¿Unas botas de mosquetero? -exclamo muy excitado. Dije yo, – No, eso no lo he encontrado, pero te traigo
las Nike de Michael Jordan. El gato frunció el entrecejo y me dijo, – ¿Y por qué pone Made in China? – Tú es que te tienes que fijar en todo, ¿no? – le dije yo- ¡Mira, o te pones las Nike o vas descalzo!
El gato se fue refunfuñando no sé qué de mi familia pero resignado y yo suspire de alivio. Una cosa que hicimos y de la que no me siento especialmente orgulloso fue el día que le robamos la carroza a la Cenicienta. La pobre muchacha no pudo llegar al baile. Ahora esta
soltera y trabaja en correos…
TIZAS DE COLORES
Mariló García Martínez 14 de abril del 2020

Tengo tizas de colores, niña, y para que dejes de llorar y no enjugues tus lágrimas con tus preciados tirabuzones dorados, te voy a pintar un arcoíris en el balcón que ocupe todo el cielo de rincón a rincón y lo veas majestuoso y cálido tras caer la lluvia y asomarse el sol…
Dime, niña, ¿por qué tus lágrimas? ¿A dónde ibas, niña, tan sola y tan callada?
Sabes, yo sé bien que a escondidas tu dibujas en el suelo de la terraza con mis tizas de colores que siempre dejo por ahí olvidadas por si alguien como tú quiere darles algún uso y que no estén todo el día metidas en la caja medio rota de madera que me regaló Antonio, el carpintero, hace tanto, tanto, que no consigo recordar cuando pasó.
Niña, yo un día también fui niña como tú y anhelaba crecer y hacerme mayor. Pero sabes, niña, tu edad es la mejor; ir al colegio, jugar con muñecas, merendar bocadillos de nocilla a veces y sino de salchichón.
Hacerle trastadas a la abuela, como vaciarle un paquete entero de detergente del bueno en la pila de lavar y llevarme mis buenos azotes por ser yo la nieta mayor, aunque la trastada la hiciésemos: mi prima, mi hermana y yo. ¡Cuánto jabón! ¡No había manera de enjuagar aquellas sábanas viejas, ni por la Virgen, ni por Dios!
Y en el corral las gallinas, los conejos, las palomas y también un cerdo en la cochiquera. El pequeño tractor del abuelo con remolque y todo. Mi abuela María, de todas las abuelas, la mejor y mi abuelo Enrique, con su cigarro en los labios, el más chiquillo de todos jugando con todos nosotr@s, sus niet@s.
El olor de las magdalenas caseras que hacía mi abuela, ¡huuuum!, es como si volviera atrás, están riquísimas, estaban…, su paella del domingo; ay, abuela, que rico se debe de comer en el cielo contigo porque yo sé que tú estás en el cielo con el abuelo. ¡Cuánto os echamos de menos! Pero sé que algún día, espero lejano, nos veremos y jugaremos y el abuelo nos contará sus cuentos para meternos miedo en el cuerpo, y tú le dirás: “¡Niño!” Y él te dirá: “Niña, mira estas guachas lo que me están haciendo! Y tú abuela le dirás: “¡Eres tú peor que ellas!”
Así que, niña, no llores, toma mis tizas de colores que yo ya te conté como era en mi infancia, mi arcoíris de colores.
EN UN MOMENTO…
Adrián Castillo 2020
En un momento pasó todo, acto fatídico hacia el horizonte donde cae a groso modo la humanidad que se esconde. ¿Qué pasa en el mundo?, el mundo está triste, su fuerza se confunde pero alguien anuncia que aún existe. En las calles voy buscando allí donde el abrazo espera, y busco en el supermercado y hay mucha gente que niega. ¿Dónde se ha mudado la fuerza y el espíritu que nos mueve?, la gente busca con entereza el lugar que se merece. Hoy toma el relevo el silencio, relevo de un alma doliente que conmueve a alto precio una realidad que prevalece. Pero en el fondo del corazón, en un rincón del ser, nos armamos de valor porque no vamos a desfallecer. Resistimos y seguimos en casa o donde se nos pide, y el amor renace de improvisto porque en nosotros sigue. Nunca se nos pidió que lucháramos en una guerra que no se ganara, y si yo me levanto sígueme en la marcha. Espera, duerme y transita este mal difunto, pero mientras la luz exista lucharemos por este mundo.
LA ENFERMEDAD INVISIBLE
Paloma Rubio
Para aquellos que caminamos por la acera de tu calle con la única verdad que tenemos, que todavía no hemos perdido. Pedimos ayuda pero no nos escucha ni nuestra familia y mucho menos los desconocidos. No nos delata ni nuestro físico, bueno, a veces nuestro peso aumenta y nos tiemblan las manos y sudamos ante esta ignorante sociedad_suciedad…
A veces oímos voces y te puedo decir que no nos dicen cosas amables. A veces vemos también que nuestro pez se sale de su pecera, que nuestra pantalla nos envía mensajes subliminales (no me refiero a la publicidad) y a veces levantarnos es una lucha diaria. Sin embargo, si miras nuestros ojos son iguales que los tuyos, pero quizás han llorado más que tú.
Tenemos casi siempre un discurso coherente, a veces arriba y a veces abajo, pero coherente al fin y al cabo. Nos sentimos vulnerables y no nos crees. A veces nos dormimos cuando las gallinas, con el sol, y nos levantamos con el canto de los gallos. Nos sentamos en una terraza y hablamos de estas enfermedades invisibles, las que no se muestran a primera vista y a veces ni a segunda.
Pero cuando lo descubres ya no nos miras igual. Te alejes un poco y ya casi ni nos hablas. ¿Qué ha cambiado? Tus prejuicios. Salimos en las noticias sólo cuando los medios deciden catalogarnos a todos. Y nos rebelamos en silencio o con los que son iguales que nosotros.
Llámanos locos si quieres, pero prefiero estar loca ante tus ojos porque luchamos con todas nuestras fuerzas por ser mejores personas, por seguir hacia adelante, por luchar y alzar unida nuestra voz.
Nuestros diagnósticos asustan, pero nosotros somos más que eso. A la gente no le gusta, no, que tengamos la felicidad como meta que en momentos es tan verdadera. Da gusto vernos reír de nosotros mismos, llorar de alegría y emoción, jugar a hacer teatro, a pintar, a soñar, a hablar con voz potente y clara que ya nos cansamos de decirte que somos igual que tú… pero un poco más felices.

LA PRIMAVERA
Chelo 8 de mayo de 2020
Hoy el sol derrama sus rayos por doquier, una brisa suave y fresca nos acaricia la piel, y los árboles se mueven al son. Los pajarillos con sus nuevos nidos, criando a todos los escandalosos polluelos. ¡Oh! Qué lindo está todo: rojos, azules y verdes; salpicado de amapolas y bellas flores. Bendita primavera, que exuberante llegas para que disfrutemos de la Naturaleza.
Aure Lerma 17 de mayo de 2020

Et recorde a la vora del camí esperant a que es fera de dia. Agafaves bici en mà i fugies al camp.
T’agradava contemplar les matinades arrupides dels teus tarongers hi passaves l’estona.
No t’agradava collir per això feren el taller on envellires entre efluvis d’al.leacions metàl·liques, on feies rosetes per als ventalls, campanetes per a la verge…..
I entre «el hermano» i tu criàreu dues famílies.
La que açò escriu et recorda cada nit de dissabte veient pelis de l’oest, o inventant circuits elèctrics o col·leccionant transistors…o simplement deixant escapar coloms….
Pare, fores bo, massa bo i jo ho porte com a condemna i després de mig any t’escric açò perquè has estat un home exemplar i en tu pense ja que aquesta nit no puc somniar.
———————- GENERACIÓN CORONAVIRUS —————————–